
Riesgos ocultos tras los tratamientos odontológicos baratos en el extranjero
El turismo dental ha ganado popularidad en los últimos años como una alternativa económica y rápida a los tratamientos odontológicos tradicionales. Países como Turquía se han convertido en destinos clave para este fenómeno, ofreciendo procedimientos como carillas de porcelana a precios muy por debajo de los de Europa occidental. Sin embargo, detrás de esta aparente ventaja económica se esconden riesgos importantes para la salud bucodental.
Los peligros del turismo dental
Aunque el precio puede resultar tentador —carillas que en Madrid cuestan alrededor de 16.000 €, se ofrecen por apenas 5.000 € en Estambul— los tratamientos realizados fuera del país conllevan una serie de riesgos médicos, legales y sanitarios que deben ser considerados seriamente:
- Falta de seguimiento postoperatorio: muchos tratamientos, como implantes o carillas, requieren revisiones periódicas que en estos casos suelen omitirse, generando complicaciones como infecciones o fallos estructurales.
- Normativas diferentes: las leyes sanitarias y controles de calidad varían según el país, lo que puede dar lugar a procedimientos realizados bajo estándares menos exigentes.
- Técnicas agresivas: para reducir tiempos, algunas clínicas recurren a métodos invasivos como el tallado excesivo de dientes, con posibles daños irreversibles.
- Materiales de baja calidad: para abaratar costes, se utilizan insumos menos duraderos que comprometen la eficacia del tratamiento.
- Barreras idiomáticas: la falta de comunicación clara entre paciente y dentista puede generar malentendidos y errores en el tratamiento o en los cuidados posteriores.
- Higiene cuestionable: no todas las clínicas cumplen con normas estrictas de esterilización, lo que aumenta el riesgo de infecciones cruzadas.
- Complicaciones legales: en caso de negligencia o conflicto, iniciar procesos legales internacionales puede resultar lento, costoso y frustrante.
Testimonios reales y la moda de las carillas
Un ejemplo destacado es el de Alejandro Sinalee, quien compartió su experiencia en TikTok tras someterse a un tratamiento de carillas dentales en Turquía. En su video, Alejandro relata cómo, las carillas comenzaron a desprenderse antes incluso de abandonar Turquía, evidenciando problemas en la calidad del procedimiento.
Otro caso es el presentado por el programa «TardeAR TV», donde una paciente expresó su descontento por servicios dentales excesivos y resultados insatisfactorios tras viajar a Turquía para un tratamiento dental.
Otro ejemplo es Robert W., un mallorquín de 21 años que decidió someterse a un tratamiento de carillas en Estambul. Aunque afirma haber tenido una experiencia satisfactoria, admite que tanto él como uno de sus amigos tuvieron que acudir después al dentista en Palma para corregir errores menores, lo que encareció el tratamiento original.
Según datos del sector, un porcentaje alto de pacientes que reciben tratamientos dentales en el extranjero terminan requiriendo atención posterior en su país de origen, lo que anula el ahorro inicial. De hecho, el propio Consejo General de Dentistas de España ha denunciado esta práctica y alerta de que “la odontología no es un producto, sino un acto médico que requiere diagnóstico, planificación y seguimiento profesional”.
La banalización de la medicina
El doctor Óscar Castro, presidente del Consejo General de Dentistas, advierte que esta tendencia refleja una banalización peligrosa de la medicina. “Vemos casos de pacientes diagnosticados por una simple foto enviada por WhatsApp. Esto no es aceptable. Hay que revisar, planificar, diagnosticar y hacer seguimiento”, asegura.
Además, especialistas como el odontólogo Ferran Llansana señalan que muchas clínicas extranjeras no realizan estudios personalizados, lo que obliga a tallar más diente del necesario o aplicar procedimientos estándar que no se ajustan al caso individual.
Conclusión
Si bien el turismo dental puede parecer una alternativa económica, los riesgos asociados pueden generar problemas de salud bucodental graves y costos adicionales a largo plazo. Antes de tomar una decisión, es imprescindible investigar la clínica, comprobar que cumple con los estándares internacionales y, sobre todo, consultar con un profesional colegiado que pueda garantizar un tratamiento seguro, ético y personalizado.